Hola mi querido blogcito, cómo te he descuidado en estos días, mi pequeño, pero es que he tenido razones muy grandes para haberme alejado de tí un poquito. Es que he estado muy ocupada con unos asuntos de carácter familiar. He tenido que hacer los preparativos para la primera comunión de mi hijita. No soy fanática de las reuniones pomposas en este tipo de fechas, pero aún así, hay que cumplir con ciertos requisitos, como el vestido blanco, los zapatos, accesorios y otros adornos para la niña. Y debemos estar elegantes todos, porque la apariencia cuenta mucho en esta clase de acontecimientos. Bah, no estoy diciendo mentiras y no es que me gusten las pompas como repito, pero debo vestirme un poquito mejor que lo acostumbrado en otros días. Siempre uno quiere usar un traje nuevo, zapatos que combinen con el traje para lucir diferente en las fotos. Quien no quiere fotografiarse en estas fechas. Todo el mundo quiere vestirse elegante y arreglarse óptimos. Y después estamos mirando alegres las fotografías. Seleccionando las mejores y eliminando aquellas donde aparecemos feos.
Que un hijo haga la primera comunión hoy en día se ha vuelto un derroche de dinero, un traje para una niña por lo menos está alrededor de mil bolívares fuertes, y ¿los tocados en el cabello?, ¿los zapatos?, ¿los accesorios blancos?, ¿Y la fiesta?, ¿la torta?, ¿las invitaciones?, ¿los recuerdos?. Les digo conmigo gastos tan grandes no van, es un traje sencillo pero elegante, zapatos económicos, pero que se ven bien. Una comida sencilla pero deliciosa, y una torta que en casa la hacemos y la pasamos bien todos, tomándonos fotos, riendo y muy contentos. Y para evitar mucho ajetreo, platos desechables.
Puedo deducir fácilmente que estos actos religiosos se han vuelto muy comerciales. No creo que realmente uno esté tan ansioso y feliz porque su hijo o hija vaya a recibir a Jesús en su corazón por primera vez a través del cáliz y la hostia, yo pienso que estamos preocupados más por el traje, creo que más por el de la niña, porque incluye muchos detalles, queremos verla como una muñequita de pastel, como una princesita, muy adornadita para que en las fotos salga bella. También nos preocupamos por la recepción y ésta por más pequeña que sea tiene que quedar buena y requiere de gastos. Soy honesta me sumo a esta lista. Es por eso que tenemos que enmendar un poco. Sería bueno que en la recepción haya un momento de reflexión y con la familia reunida se pueda dar lectura de salmos, por ejemplo,que son muy instructivos, y se le puede explicar al niño el ¿porqué de la vela encendida?. Mi hija me preguntó, ahora después de la comunión. ¿Para qué debíamos llevar velas? . Yo no sabía el significado de la vela encendida, lo admito. Tuve que investigarlo. Y recuerdo aquel día en que la catequista principal o la jefa, sólo dijo: !ah¡, representantes, no se olviden de darle la vela al niño, debe ser blanca. Si mi hija me preguntaba era también porque nadie le explicó durante la catequesis. Tuve que investigarlo y ahora sé que la luz de la vela es la presencia de Jesús que empieza a iluminar el camino de los niños toda la vida hasta la eternidad. Creo que es bueno sembrar la fe en los niños, independientemente de la religión que sea. La Biblia es para todos. Punto, no me voy a extender en este tema.
Desde hace días que tengo preparado el siguiente capítulo de mi historia en una tierra lejana, ya lo he editado y voy a enviarlo ahora mismo.
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