domingo, 28 de marzo de 2010

EN UNA TIERRA LEJANA: Rompiendo ataduras

Era una bella mañana. Estaba montada en el autobús, sonriente, con mi respiración agitada, procurando estabilizar mis nervios, que habían llegado hasta su límite. Me había sentado junto a la ventana y a través de ella podía ver como el sol caía imponente sobre las verdosas praderas, los enormes trigales y las altas montañas, construyendo de manera mágica, una gigantesca pintura artística. Yo, estaba feliz observando el paisaje con estos ojos que no dejaban de llorar. Si, lloraban de emoción al admirar tanta belleza y por haberlo, por fin, abandonado. Mi espíritu se sentía libre. Había escapado de una horrible cárcel donde me mantenía prisionera, y que por mucho tiempo había creído que no había opción de escape.

Hace tiempo que debía haberme marchado, pero siempre me faltó el valor suficiente para hacerlo. Me vi siempre acorralada por el miedo. Esta inmensidad maravillosa que mis ojos veían, me estaba diciendo que había esperanza, que había una vida nueva allá afuera, pero mis lágrimas no dejaban de caer. Mientras rueda el autobús y yo sigo mirando emocionada hacia el exterior de la ventana, voy evocando los momentos angustiantes vividos antes de abordar el vehículo. Había tomado la seria decisión de marcharme de su lado, junto a mis dos hijas, mi pequeña bebé de tres meses y medio y la que llevaba en el vientre, aun no sabía si era niña, era muy temprano para saberlo, era apenas un minúsculo embrión que estaba creciendo dentro de mi.

Una noche habíamos tenido una de nuestras escandalosas peleas. Estaba embarazada de un mes. Es irrisorio, pero yo en vez de querer quedarme por mi estado, me quería marchar. Es que sabía lo que era vivir a su lado y no pretendía ofrecerle una nueva víctima a su ego machista y descontrolado. Después de cada discusión, al día siguiente él iba a su trabajo, con tanta naturalidad, como si nada, silbando, pero regresaba a media mañana, dizque porque nos extrañaba. Yo sabía que le invadía el miedo al abandono, le entraba la inseguridad, dado que yo no le hablaba, seguía enojada, resentida, dolida. Pero tuve un plan. Esta vez era diferente; quería que él confiara en mí y fingí no estar herida y sonreía en esos días, para que él se quitara de la mente la idea de que lo dejaría. Así, en ese día, era la tercera vez que tampoco iría a casa a mitad de mañana. Yo lo sabía.

Luego de darle su acostumbrado cafecito, se marchó a su trabajo. Estaba completamente segura de lo que iba a hacer. Esperé unos minutos, cerré mis ojos, procurando tranquilizarme, respiré profundo y me dije: manos a la obra. Entonces, me apresuré a arreglar un bolso pequeño donde guardé ropita de mi niña, su colchita, dos teteros cargados de leche, abrigué a mi pequeña, le coloqué su gorrito de lana y también me puse mi suéter, sumamente nerviosa. A veces él tenía comportamientos impredecibles, talvez, podía cambiar de opinión y acudir a casa esa mañana, pero debía correr ese riesgo.

Ahora estaba lista para salir del pequeño apartamento, sólo esperaba el momento en que la dueña de casa se descuidara para yo poder escapar. Siempre supe que ella me vigilaba a petición de él. Y así fue que percibí que ella caminó hacia la otra parte extrema de la gran casa y fue cuando aproveché. Como un rayo, salí rápido, pero en silencio. La vecina que ocupaba el apartementito contigüo al mío advirtió lo que estaba haciendo y se dispuso a ayudarme. Era una señora bastante mayor, pero muy dulce. Me encaminó hasta la puerta principal. Salí a la calle, caminé una media cuadra, cargada a mi niña y el bolso, imaginaba que en cualquier momento él me tocaría el hombro. Sentía que las piernas me temblaban pero no había vuelta atrás, había dado el primer paso y tenía que seguir adelante. Por suerte, pasó un taxi por ahí y lo agarré y le pedí que fuese al terminal de autobuses que viajan al interior del país pero que se diera prisa. Y así lo hizo. Cuando llegué, por fortuna, un carro estaba por salir a la Provincia donde yo iba. Subí al vehículo, con la ayuda de los pasajeros. Fueron muy corteses al ayudarme a colocar en el asiento. Yo sufría imaginando que él me había descubierto y que en cualquier momento subiría al autobús, o lo hiciera detener para regresarme a casa a la fuerza. El carro partió y sentí un alivio muy grande. Me estaba sintiendo liberada, nueva e importante. Cuando el carro salió de la ciudad y la bellísima mañana, me sentí bañada de esperanza. Entonces empecé a llorar. Hacía tantos días que no había salido de casa.






sábado, 27 de marzo de 2010

NUESTRO JURAMENTO

Palabras dulces, palabras bellas, todavía resuenan en mis oídos como el dulce sonido de un cascabel navideño. Y yo, ahí, de pie, hipnotizada, aunque la palabra correcta sería "idiotizada", mirando al cura, con la sangre helada por la emoción, con las dendritas de mi sistema nervioso corriendo de un lado a otro, locas y discoordinadas. Heme ahí, escuchando las palabras mágicas del sumo sacerdote. Las que hablan de amarse hasta la muerte, en las buenas y en las malas, en la riqueza y la pobreza.
Yo, hermosa, con mi largo vestido blanco, diáfano, símbolo de la pureza. ¿Pureza? No sé de qué pureza estoy hablando. Ya hacía fechas que ella se había escapado, como una paloma blanca por arriba hacia las alturas, envuelta entre sábanas blancas, entre rosas rojas que mi gran amor me había obsequiado aquella noche en señal del inmenso amor que dijo, sentía por mí.
Mientras estoy escuchando las palabras del cura, viene a mi memoria, como un flechazo, la imagen de aquel joven que se llevó "mi pureza". ¿Si lo amaba?. Siempre había dicho que aquel que robe "mi pureza", sería el joven que me demostrase amor. Y sí, él me demostraba realmente, amor. Sentí la necesidad de entregarle esa "bendita pureza".
Ahora estoy aquí, escuchando con los oídos muy templados y mis ojos bien abiertos, para cuando termine la frase el cura, yo poder decir "Sí, Acepto". Y después : El gran beso, el que va a sellar con broche de oro ese bello juramento, como si al decir los dos ese "sí ,acepto" y ese "dulce beso" fuesen una garantía para que el amor sea eterno.
Y yo estoy con mi memoria lúcida evocando al personaje que me robó mi blancura. No sé quien inventó que la pureza era de color blanco, no sé quien inventó que la pureza estaba "allí". Estoy absolutamente convencida que la pureza está en mi alma y tiene todos los colores y esa nadie me la ha robado, está conmigo ahora, estuvo conmigo ayer y estará conmigo toda la vida. ¿Será que alguien será capaz de encontrar dentro de mí esa verdadera pureza?.
Bien, y después del beso ¿Qué? Si nos va mal, nos divorciamos. Y ese "si nos va mal". debe ser porque no supimos cumplir con las bellísimas palabras del juramento sagrado. El, un machista y obsesivo. Yo, sometida y humillada, pero que llegué al límite de la tolerancia y decidí por un terminante "me divorcio". En algunos casos puede ser que ella sea la culpable. Dije sólo "en algunos casos".
¿Y el vestido blanco? ¿Y la pompa? ¿Y la gala? ¿Y la fiesta? ¿Y el álbum de fotos?¿ Y los invitados? ¿Y el baile nupcial?.Sólo queda el recuerdo de que fue una gran fiesta, aunque el matrimonio se haya derrumbado. Me faltó una última pregunta ¿Qué pasó de nuestro bello juramento? Qué importancia tiene eso ahora. Hoy nos estamos peleando por ver quién se queda con el niño y quién se queda con los bienes.
Esta es la historia de miles de mujeres. No es la mía porque no creo en el vestido blanco y nunca me he casado por la iglesia.




domingo, 21 de marzo de 2010

HABLANDO DE HISTORIAS

La vida está llena de historias y cada historia trae consigo otras nuevas. Son miles de historias que viven las personas día a día. Es que ellas forman parte de la vida misma. Unas te muestran la belleza de la vida, otras te llevan a un ambiente de soledad y zozobra. Mientras unas historias te hablan de felicidad, otras vienen impregnadas de tragedia. Hay vivencias que se identifican con las que han vivido o viven otras personas.
La historia de mi vida consta de varias historias, unas tristes, otras alegres, unas que caminaron cargadas de emoción y al final se convirtieron en situaciones angustiantes; otras que comenzaron invadidas por la tristeza pero que luego se volvieron satisfactorias. He vivido historias sorprendentes, inimaginables, ni siquiera remotamente pude adivinar el más mínimo fragmento de la nueva historia que estaba por vivir.
Así es la vida, planificas vivir cierta historia, pensando en la felicidad; eliges un camino y de repente, surge algo diferente, aparecen situaciones nuevas, que hacen que tus pasos te vayan llevando hacia otro camino que cambia la perspectiva de tu vida. Quizás, aquí vale la pena mencionar la famosa frase del célebre Ortega y Gasset "Yo, soy yo y mi circunstancias". A estas nuevas situaciones que se presentan en tu vida tienes que hacerle frente y el enfoque central de tu objetivo va modificándose.

Nuestras vivencias forman parte primordial de la existencia. Sin ellas no habría historia, no habría destino. Hablar del destino es un tema muy amplio, aunque yo solo conozco aquel que es construido por nuestros propios pasos. Alguien dijo por ahí. "Da el primer paso y la marcha de tus pies te llevará a tu destino". No sé si lo que estoy diciendo aparece como contradictorio, tal vez, para algunas personas, es que a la hora de hablar del destino es sentarse por horas y horas a filosofar. Creo que yo también en este momento estoy cambiando el enfoque principal de mi tema. Me surgió la palabra destino, y considero que ese asunto será mejor dejarlo para otro análisis.
Quiero retomar el tema de las historias. Cuando escribo cosas o narro algunas experiencias en mi blog no necesariamente corresponden a vivencias mías, ni las he extraído del gran archivo historial de mi vida. En el transcurso de toda mi existencia he conocido cientos de historias de otras personas, experiencias sorprendentes, felices, trágicas, cómicas, importantes, triviales, llenas de luz, vacías, etc, que me veo tentada a narrar, historias que invitan a la reflexión, o que de alguna manera, te enseñan algo. Quien sabe, también en algunos casos ponga en juego mi imaginación.
Dentro de las subhistorias de mi vida hay una que quiero escribir y la voy a titular "En una Tierra lejana". Esta sí es una vivencia auténtica, mía, que me tocó experimentar sin siquiera haberla imaginado ni en el más remoto de los sueños.





"TODO ES CUESTION DE DECIDIR"

Cuando llega el momento de tomar serias decisiones en nuestra vida, es cuando estamos frente a la hora de la verdad. ¿Será que lo hago?, ¿será que no?, y ¿si me va mal?, y ¿si no lo puedo hacer? y ¿si no lo voy a lograr?, y ¿si no soy capaz?, y si no, y si no...Siempre el "no" tiene que estar presente, allí, golpeándonos en la mente, gobernando nuestro sistema nervioso. Tal parece que la cabeza nos va a estallar de tanto pensarlo.
Cuando tenemos que tomar una importante decisión, como: aceptar un trabajo, hacer un viaje, escribir un libro, invertir en un nuevo negocio, casarte, etc, etc, sentimos que la indecisión, generada por la duda, por el miedo y la inseguridad, nos va dominando poco a poco hasta lanzarnos a un pozo oscuro donde parece que es imposible salir. Queremos decir "sí", pero el "no", aparece todo testarudo y arrogante y nos cierra el paso, nublando
nuestra mente y haciéndonos mirar un futuro incierto, o con fracasos y consigue que nos veamos derrotados y entonces, inconscientemente, nos pasamos al bando del
"no lo puedo hacer".
A veces, las dudas, los temores, nos brindan las personas que nos rodean, quizás no lo hacen por mal, pero, tenemos que estar seguros de nuestras propias convicciones, debemos tener la capacidad de decir que sí lo podemos hacer, que sí lo podemos lograr. ¿Será que después de haber dado ese importante paso, descubro que no fue correcta la decisión tomada, a pesar de haberla deseado con fervor?. Puede ser que intervinieron otros factores que no estuvieron al alcance tuyo solucionarlos. Pero debes caminar positivo, optimista, seguro de tí mismo, y si no tuviste el éxito como hubieses querido, nunca lo vas a saber si no has dado el primer paso. De igual manera siéntete afortunado, porque lo hiciste, lo intentaste, te sentirás aliviado. Que no llegues a anciano y te digas "Ni siquiera lo intenté"."Quizás pude haber triunfado
".


TODO ES CUESTION DE DECIDIR
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Por: Ana María.

Ya cansada de esperar
yo quiero ahora de una vez volar
alzar mis alas y emprender
un largo viaje sin final
todos los sueños que hay en mí
yo voy a hacerlos todos realidad
porque hoy lo decidí
voy a dejarlo todo atrás.



Voy a caminar con mi libertad
rompiendo cristales
olvidando temores
que están a mi paso
apagando mi canto
esperanza nueva
llegaré hasta tu puerta
con mi paso firme

y mi canto de amor.

Ya cansada de soñar
no quiero sueños quiero realidad
todo es cuestión de decidir
con la conciencia de sentir
Más opiniones ¿para qué?
no me hacen falta no escucharé
si lo que quiero es mi verdad
por esa luz voy a luchar


(Poema registrado)




jueves, 18 de marzo de 2010

NOSTALGIA DE UN BELLO ATARDECER

Hay momentos especiales en nuestra vida en los que la mente se siente atrapada por la nostalgia. Estoy aquí, sentada frente a mi computador, con café en mano, mirando de vez en cuando las hermosas pinturas que tengo al frente, que son las que me inspiran a escribir. De repente, sin darme cuenta, planto la mirada en un paisaje, con un bello atardecer, entonces, vienen atomáticamente a mi memoria escenas de vivencias pasadas, que me han sido inolvidables. Recuerdo aquellas tardes soleadas en aquella maravillosa ciudad donde viví en mi época de universidad, ciudad provista de inigualables paisajes, ciudad de cantores y poetas, que enorgullece a sus habitantes, porque cada rinconcito es un ensueño que te acaricia la mirada. Y les digo, que no estoy exagerando.

Eran cerca de las cinco de la tarde y yo como siempre apurada para ir a mi clase de literatura, terminando de hacerme el último rizo en mi cabello, retocando de color rosa mis labios, buscando mi suéter color marrón, que era el que más me gustaba usar, por ser el más abrigado. Apresuradamente, tomaba el pequeño bolso donde guardaba mis libros. Los tacones de mis botas sonaban escandalosamente sobre los peldaños de la pequeña escalera de madera, que la dueña de casa solía decirme, sonriente "Otra vez, ¿atrasada Anita?". Y yo me despedía rápidamente con un "Hasta luego, Doña Estelita". Residía , no muy lejos de mi Facultad, al otro lado del majestuoso Río Tomebamba. Majestuoso por sus inquietas aguas, adornado de piedras y sauces llorones, levantados sobre una manta muy verdosa que se hallaba recostada orgullosa sobre sus orillas. Debía llegar frente al río y girar a la derecha, para bajar por la acera un tanto empinada, a la que estaba pegada una larga baranda que conducía hacia el pequeño puente que me llevaría al otro lado. Entonces, cuando llegaba frente al río, elevaba mi mirada hacia el cielo e inconscientemente, colocaba las manos sobre la baranda. No puedo describir cuán fascinante espectáculo pudieron ver mis ojos. Un cielo gigante lleno de matices con colores naranja y amarillo y con nubes rosadas adornadas en sus filos con un blanco intenso de donde se desprendían minúsculos rayos, pero, estrictamente delineados, que cruzaban a través de las nubes y caían relucientes sobre las montañas, embelleciendo el horizonte.

Me detenía a mirar el paisaje casi todas las tardes, por lo tanto llegaba atrasada a mi salón de clases. No me importaba si las personas que vivían en las casas coloniales cercanas me veían, como si realmente estuviera hipnotizada. No me importaba que mi maestro de literatura me regañara. Recuerdo que él me solía decir "Otra vez, su retraso, señorita, debe ser por culpa del paisaje, ¿verdad?" Yo asentía con la cabeza, mientras mis compañeros, reían. Talvez, los moradores de aquella ciudad estaban acostumbrados a mirar su belleza natural desde la niñez. Pero, yo había vivido casi toda mi vida en una zona costera, donde no habían paisajes tan impresionantes como los de esta bella ciudad andina. Hasta en una tarde lluviosa, ella parecía hablar de poesía. Esta maravillosa ciudad se llama Cuenca, considerada como "La Atenas del Ecuador" y declarada por la UNESCO como Patrimonio Cultural de la Humanidad.

martes, 16 de marzo de 2010

EL BESO MAÑANERO

Ha concluido mi día y ha sido tan bueno desde que empezó. Apenas ví la luz del sol aclarar mi habitación me sentí aliviada, podía respirar tranquila. Era otro día que llegaba a mi vida y estaba agradecida, sí, como lo hago todas las mañanas cuando despierto, agradezco a la sabia naturaleza donde está Dios, por permitirme disfrutar de todas las benevolencias que me trae siempre un nuevo día. Mi respiración, es la evidencia exacta de que todavía estoy viviendo. Estoy aquí, íntegra y con mis cinco sentidos. Tengo a mis seres queridos cerca de mí. Ellos también han empezado a disfrutar de las delicias que trae el tibio beso mañanero. Cierro mis ojos y desde un rinconcito de mi corazón, pido humildemente a la sabia naturaleza donde está Dios, que todos los aconteceres durante el día, me sean aceptables, al igual para mi familia y mis semejantes.
Afortunados son aquellos que, cuando despiertan y advierten la tibieza de un rayo de sol entrar a sus moradas, o la suave brisa de un fresco amanecer, agradecen y sonríen. Infelices son aquellos que despiertan y no se fijan en esta bondad que nos brinda gratis la madre naturaleza.Como desafortunados son aquellos que despiertan y encuentran la misma soledad y desespero, luego de horas tormentosas y sufribles. La esperanza existe.

sábado, 13 de marzo de 2010

VOLANDO HACIA LA MONTAÑA

Estoy aquí, cargando a mis espaldas mi equipaje lleno de sueños, de alegrías, de historias verdaderas y una que otra aventura traviesa. Pero después del arduo camino para llegar hasta aquí, después de tanto trajinar con mis pies cansados de tanto andar, quiero gritar a viva voz y con mis brazos extendidos:"Lo logre". Creé mi blog y me siento como una niña que ha recibido el más anhelado de sus juguetes. Sentí el deseo enorme de ser vuestra amiga, de ofrecerles parte de mis alegrías, de mis nostalgias, de mis grandes y pequeños triunfos, de mis ideas y pensamientos matizados de esperanza. Tener todos los días una página en blanco para poder escribirles es como tenerlos frente a mí y tratar de descubrirlos y encontrarlos al fín. Espero también vuestra mano amiga.
No fue fácil, tuve mis tropiezos, mis avances y otra vez, tropiezos, pero seguí caminando hasta llegar. Escalar la montaña, fue una dura tarea. Mirarla desde lejos me parecía sencillo que creía que era más fácil volar, que caminar. Entonces digo. Hay que volar cuando se debe volar, y hay que caminar cuando se debe caminar, lo importante es seguir adelante sin mirar atrás, así podrás llegar. Si pretendes volar sin tener como hacerlo no lo vas a lograr. Y yo sí fui afortunada, cuando me di cuenta un ángel llegó hasta mí, inesperadamente, y me dijo ¡Ah, estás en apuros!. Y yo le dije: Si, por favor, necesito ayuda. ¿Un ángel?, ¿alguien preguntó?. No se trataba de un ángel como de esos que dicen que bajan de los cielos; era uno verdadero, de mente inteligente, terrenal, y con grandes deseos de ayudar. Su lema es: "Me entusiasma ayudar a quien tiene deseos de aprender". Y yo siempre sonriente y muy agradecida con él por pensar así. Si hubiesen muchos seres como él, hubiesen menos fracasados en el mundo. Fue él quien me guió, desde obtener mi cuenta de correo, porque sí, lo admito he sido muy desapegada a la cibernética, la cosa más sencilla para mí se convertía en un caos total. Gracias amigo mexicano; dar instrucciones a esa distancia, desde México a Venezuela, debe ser algo complicado, pero sé que lo hiciste con afecto, con voluntad y un poquito de tolerancia. Recibe mi profundo agradecimiento por haberme ayudado a subir esta hermosa montaña y deseo que se realicen todos tus anhelos. Te lo mereces por ser una persona provista de una calidad humana indescriptible. Mi ángel se llama: Castci.