miércoles, 18 de septiembre de 2013

UN NUEVO AMANECER

Un nuevo amanecer comienza y quiero cambiar mi rutina diaria. Quiero dejar de preocuparme mucho por los demás y pensar en mí, porque desde hace mucho tiempo que no lo hago; me he convertido en una cosa imprescindible  para los demás pero ellos creo que se olvidan de que existo, se preocupan sólo por sus vidas, sin importarles si tengo sueños, ilusiones, deseos de hacer cosas que no he hecho y puedo hacerlas. Sé que han pasado muchos años y he mantenido mis sueños escondidos en una gaveta donde sólo yo tengo acceso. Ahora quiero abrir esa gaveta y agarrar todos esos sueños míos, intocables, ya voy a dejar de culpar a los demás por mi falta de coraje y mi cobardía. Sé que a nadie le importará si ahora quiero realizar esos sueños. Sé que los segundos van pasando y para mí se volvieron instantes atesorados, no dejaré que el tiempo me atrape, más yo me adelantaré al tiempo y con esta decisión tan mía,  caprichosa y obstinada llegaré a donde quiero llegar, sí señor, estoy segura que eso haré.
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lunes, 6 de mayo de 2013

HAN PASADO TANTOS DÍAS


Han pasado tantos días, sí, tantos días pasaron, creo que ya es suficiente, aunque realmente creo que nada es suficiente. En mi memoria se quedó grabada tu imagen como un sello indeleble: Tu bello rostro. ¿Fue Dios? ¿Fui yo? o ¿Fue el destino?. Maldito destino que eligió ese día para quitarme a  mi amigo, esposo, compañero fiel con quien libré tantas batallas por caminos pedregosos y sufribles. También reímos, claro que reímos. Te perdí como se pierde el día con la noche, como se pierden las esperanzas cuando no hay salida y yo que creía que las esperanzas nunca se perdían.
Ahora me quedan tus recuerdos, digo que ya es suficiente, pero sé que no lo es, me miento ingenuamente, las lágrimas no mienten. ¿Debo esconder tus retratos? No puedo hacerlo. Sé que no debo. Eso es, entre todas las cosas, lo más hermoso que tengo de ti.  Veo una foto y entonces evoco todo el evento que sucedió aquel día y eso me alimenta y me hace recordarte, a veces con una sonrisa, o quizás con una lágrima, pero te recuerdo y sé que estás conmigo aunque sea en ese instante.
La vida está llena de recuerdos, la historia tiene miles de recuerdos. Amo tu historia, amo tus recuerdos, serán míos por siempre, hasta el último suspiro de mi vida. Amo nuestra hija. Tiene tus mismos ojos, ¿Lo sabías?. Sí, sí lo sabías, te sentías orgulloso. Cumplirá quince dentro de dos meses. Te extrañaré tanto ese día, mientras tu estarás volando con las gaviotas, o tal vez, cantando junto a ángeles blancos montado sobre una estrella. Ese día esperaré a que anochezca y miraré hacia el cielo, espero encontrar la estrella. ¿Será que estoy volviéndome loca? Nada cuesta imaginar que te veré en una estrella. Nada cuesta.

lunes, 18 de abril de 2011

LA CHICA DE LAS CEJAS JUNTAS.

En la vida nos suceden cosas maravillosas, sorprendentes. No podemos quejarnos. Surgió así de repente como un chasquido de dedos: Apareció en mi mano un boleto de avión para México. Oh Jorge Negrete, al fin iba a conocer tu México, lindo y querido. Estaba feliz, al fin se iba a realizar mi sueño de visitar este grandioso país, claro mi viaje sería por pocos días pero estaba empeñada en disfrutarlo al máximo, junto a mi hija que estaba radicada allá desde hacía un año ejerciendo una Maestría en el COL-MEX, y claro es, que debe conocerlo más o menos, sobre todo, la ciudad capital(D.F).
Empecé a empacar una maleta y rumbo al aeropuerto. Mi viaje fue excelente y cuando llegué lo primero que vi fue la hermosa sonrisa de mi hija. Nos abrazamos fuertemente. Fue una bienvenida muy emotiva. Llegué en horas tempranas de un día sábado. La mañana estaba radiante y fresca. Mi hija me dijo: Mami he preparado un itinerario para que usted aproveche el más mínimo tiempo en conocer esta bella ciudad. Empezaremos por La Casa Azul, me dijo. !Qué emoción! Conocer la casa donde vivió Frida Kahlo era algo increíble para mí. Admiro tanto a esa mujer por su fuerza, su inteligencia y su valentía.
A los minutos siguientes, estuvimos en Coyoacán. Nos quedamos a unas cuantas cuadras antes de llegar a nuestro objetivo y fuimos admirando las bellas construcciones coloniales que se encuentran en ese sector. Mi hija también, era la primera vez que venía por aquí. Y llegamos a la CASA AZUL. Compramos nuestras entradas y ya estábamos dentro, apreciando sus hermosas pinturas. Ya antes las había visto por Internet, pero tenerlas frente a mí me emocionó grandemente. Mis ojos se deleitaban con los trazos y líneas sutiles y colores fuertes de la pintora surrealista: Frida. No lo podía creer.
Seguía caminando. No me permitieron tomar fotos. Por eso quería grabarme en mi cabeza todo lo que podían mis ojos ver. De pronto llegamos a una pequeña habitación donde estaba una camita angosta. Era suya. Tenía un precioso cobertor de color blanco tejido a mano. En la pared había una repisa donde se hallaban libros de autores como Marx, Engels y otros autores y en el techo había un grande espejo. Seguí mi mirada y de repente mis ojos llegan hacia una esquina y me quedé pasmada al mirar en ese rincón unas muletas, un corsé, un sujetador de pierna y zapato ortopédicos. No pude evitarlo, fue algo así como un corrientazo de sensibilidad sacudiéndome y me hiciera recordar toda su tragedia, su vida llena de sufrimiento, luego de que el tranvía arrollara el autobús en que viajaba. Me hizo automáticamente recordar a mi hija, cuando ella también sufrió por un problema en su pierna que la mantuvo casi un año en cama, y pasó a usar muletas, silla de ruedas y bastón. Casualmente durante su enfermedad fue cuando más nos adentramos a conocer la historia de esta gran mujer: Frida Kahlo. Recuerdo muy bien a mi hija cuando me dijo "Mami, si Frida sufrió tanto después de aquella horrible tragedia, yo no puedo quejarme mucho". También admiré a mi hija por su valentía. Entonces empecé a querer a Frida. De alguna manera relaciono a estas dos mujeres, mi hija y Frida, las dos son bellas e inteligentes y las dos han sufrido mucho. Cada vez que pienso en Frida, pienso en mi hija y me sucede al revés. Eso sólo yo lo puedo sentir porque soy madre y sufrí junto a mi hija. Ahora ella estaba a mi lado y también sabía que estaba impresionada al ver todos los implementos médicos que acompañaron a Frida, en su enfermedad, incluyendo sus variados corsés ortopédicos.Me quedé maravillada con la Casa Azul. Me tomé muchas fotos, en cada rincón de sus bellos jardines. No queríamos salir de allí. Realmente me enterneció conocer esta extraordinaria casa, donde vivió Frida con su esposo, también prestigioso muralista Diego Rivera, estoy segura que algún día volveré a visitar la Casa Azul, donde vivió la chica de las cejas juntas. Quién la conoce nunca la olvida y quiere visitarla otra vez.

viernes, 18 de marzo de 2011

SI TE MALTRATA...DÉJALO.

Miles de mujeres durante siglos han sido maltratadas por sus parejas, y sin embargo la mayoría de ellas han continuando en esa situación por múltiples razones: por mantener un cómodo status, por depender económicamente de su pareja, por miedo a represalias, en caso de abandonarlo, por reacciones negativas de su familia, por temor al escándalo, porque hay hijos de por medio, porque ya se acostumbraron a ello y la última razón, por estúpidas. Oh, perdón.


Son muchas las razones por las que las mujeres pueden seguir con sus parejas. Pueden haber situaciones enfermizas que las mantiene a permanecer junto a ellos, quien sabe. Ese es otro tema largo, de mayor análisis. Son muchas las reacciones femeninas de rechazo a esta lamentable situación que han conseguido, de alguna manera, en las instancias gubernamentales, alcanzar algunos formas legales para contrarrestar su condición de maltratada. Pese a ello siguen habiendo miles de mujeres que todavía continúan viviendo bajo ese velo de hostilidad y agresión por parte de los hombres. Siguen siendo maltratadas, humilladas, abusadas y no lo denuncian. Quisiera ser un mosquito que entra a sus oídos para fastidiarlas repetidamente con las ideas de: Abandónalo, déjalo, no seas idiota, no seas burra, libérate, no seas sádica. Y tantas otras palabras de aliento, o no sé si realmente serán de aliento, puede ser que lo que realmente desean es matar a ese mosquito y seguir en la misma rutina hedionda y pasiva, y caminar como unas idiotas por la vida, sin futuro y sin el mínimo deseo de superarse y de aspirar a ser estimadas y admiradas en la sociedad y valoradas por ellas mismas. 

Admiro a aquellas mujeres valientes que sí se lanzaron al mundo de la libertad, que salieron de ese hueco profundo y ridículo y se superaron y ahora, aquellos eventos de violencia y agresividad sólo han quedado atrás en una página de un libro que ya cerraron y que no desean volver a abrir. Un aplasuso para esas mujeres inteligentes que lucharon, que estudiaron, que hicieron una carrera, que se defendieron, que salieron adelante con sus vidas, que reflexionaron ante el hecho de que la mujer no debe vivir pisoteada y violentada. Por eso aconsejo: Mujer, valórate, estudia, adquiere un buen oficio, destácate, no pretendas creer que el hombre es tu sustento básico en la vida. Lee, aprende, trabaja, defiéndete, enfréntate. No dejes que te humillen, sé fuerte, no permitas que nadie te considere menos que nadie, y si eres madre sé una gran madre, amorosa, dulce, exigente con tus hijos en sus estudios y en su conducta, para que se formen con buenos principios y valores y en un futuro no sean unos seres abusadores con el sexo contrario y aprendan a valorar y respetar y para que tus hijas en el futuro no se dejen maltratar.


Las madres debemos inculcar a nuestras hijas a estudiar una carrera y enseñarles el sentido importante del trabajo. La mujer debe tener una profesión, y estar preparada. En caso de que por razones económicas no pudo seguir una carrera académica, pues que se especialice en algo, en algún oficio que le permita trabajar, auque no sea académico, lo importante es estar preparada para el trabajo, para nunca depender económicamente del hombre, así cuando se relacione con una pareja y esta relación se convierta en un caos, o en un infierno, ella tenga una buena viga en que apoyarse: en su profesión. Ella será la más grande salvación. La familia es un apoyo, pero quien te sacará adelante será tu trabajo, tu carrera y por supuesto tu valor y tu decisión de al fin haber abierto los ojos para darte cuenta de cuán grande eres y de lo que representas para tus hijos, para la sociedad y para tí misma.

No quiero tapar el sol con un dedo, hay casos más fuertes y lamentables  donde la mujer debe mantenerse junto a su pareja porque depende de él económicamente. El caso es más grave cuando tienen hijos,. ellas necesitan mantenerse con su peor es nada, para  no morirse de hambre, pese al maltrato. Pero cuando la situación de violencia llega a casos extremos. hoy en día, la mujer puede acudir a casas creadas por el estado, específicamente, para apoyar a estas mujeres. Ellas llaman a un teléfono y son recibidas a estas casas de abrigo, con sus hijos. El personal de estas instituciones las atienden  mediante terapias psicológicas y procuran  reubicarlas  en algún lugar de trabajo. Hacen todo lo que pueden mientras deban permanecer allí, e incluso  he sabido que les ayudan a conseguir vivienda propia, todo `por mejorar su status de vida, sobre todo si es madre.

Esta es una problemática muy grande y difícil de solucionar. pero, sin embargo, las mujeres, en estos casos, deberían aprovechar todas las oportunidades que les brindan, para ayudarlas a superar   sus problemas y deberían mostrar voluntad y coraje para enfrentarnos al mundo luchando, trabajando. Algunas mujeres que llegan a estas casas de abrigo luego regresan a su situación anterior, quizás por falta de verdaderas terapias de autoestima, porque extrañan a su pareja, porque sienten que están viviendo en un encierro,  porque les falta el dinero, qué se yo.  Es un tema muy difícil de tratar. El tema de la mujer maltratada es una lacra en nuestra sociedad.  


viernes, 14 de enero de 2011

UNA AMISTAD SUPER FALSA.

Juan y Alberto, desde niños, eran muy amigos, vecinos, compañeros. Se llevaban muy bien, compartían paseos, fiestas de cumpleaños, tareas educativas, juegos y otras actividades. Siempre caminaron alegres, jugando y riendo. Se graduaron en el colegio, juntos. Eran grandes amigos. Juan, entra a la universidad y se gradúa y el otro empezó una carrera académica pero la dejó porque se comprometió con una muchacha y se puso a trabajar.

La mamá de Juan le alquila un pequeño apartamento a Alberto y a su novia, sólo por un año, considerando que es muy amigo de su hijo. Pagaban el alquiler, todo bien hasta que en este nuevo año, Juan se va a casar y necesita el apartamento y le dice a su amigo que, por favor, se lo desocupara. Ya había pasado un poco más del año que versaba en el contrato de palabra que se había dado.

Durante este tiempo, el joven inquilino y su novia habían tenido una bebé, entonces, se enfrenta a Juan con la versión de que él no va a desocupar el apartamento, dado que tiene familia y una bebé y porque la ley lo ampara. En definitiva, no saldrá del apartamento. Esta es su posición. Así están las cosas.

La actitud del "amigo" éste, que ni siquiera debo nombrarlo, porque me ensucia la línea de mi blog, es un cochino, asqueroso, corrupto de alma. Un comportamiento basado en lo más bajo de la deslealtad, construido con argumentos oportunistas, que lo único que causan es una profunda decepción y desprecio. ¿Qué clase de ser era aquel que había caminado con Juan durante casi toda su niñez y adolescencia?. El siempre lo calificó como un honesto y leal amigo.
La madre de Juan también se ha sentido muy decepcionada. Cuantas veces ella le brindó con afecto sus atenciones, le dio comida, le dio un vaso de jugo, le dio un consejo a él y su familia. Actitudes como éstas hacen que uno no confíe abiertamente en las personas. Pero ¿cómo adentrarse y conocer sus almas?. A veces ni la Psicología funciona. ¿Qué clase de madre y padre tuvo este individuo para comportarse así?. Porque se sabe que él trabaja y su mujer también. Pero no quieren abandonar el sitio donde está ubicado el apartamento, por la comodidad. Si de acuerdo a sus ingresos tiene que pagar un alquiler de un apartamento más pequeño o más distante, deberían hacerlo si tienen buenos pincipios y valores, que tienen que ver con la honestidad y la lealtad. Pero aquí hay ausencia de todo eso, sólo hay un comportamiento egoísta, oportunista, abusivo y perverso, porque este sujeto está perjudicando a sus semejantes. Y esa es una actitud perversa. Sabemos que sus padres lo apoyan con el pretexto de que la ley ampara a su hijo. ¡Qué porquería de gente, vale!.
No seas tan sucio "amigo". Trabaja más, para que disfrutes de esa comodidad que tienes ahora. Enséñale a tu hijita buenos valores y principios. No le hagas vivir desde ahora en un clima de deshonestidad, deslealtad e injusticia, siendo sus sinónimos: suciedad, inmoralidad, verguenza, infidelidad, traición, desafuero, etc. Dale oportunidad a tu familia de crecer en un ambiente correcto y pide disculpas a Juan y a su familia y sal de allí, con la frente alta. No importa si el otro apartamento es más pequeño, o es una habitación. Hay que luchar en la vida para adquirir las comodidades que uno quiere. No quieras aprovecharte de una amistad que te ayudó en un momento en que más necesitaste. No seas comodino, a costilla de otros. Y sabes perfectamente que la madre de Juan tiene como parte de su sustento este alquiler, dado que ella sufre de la columna y está imposibilitada de hacer mayor ejercicio.

Las cosas que uno adquiere con trabajo y esfuerzo propio son las que más valor tienen en la vida. No dejes que te boten de esa casa como a un perro, porque abogados en esta rama sobran. Aunque pienses que la ley te ampara, debes guiarte por las leyes de tu alma y tu conciencia, que son sagradas. Te estás comportando como un cochino asqueroso. Ahí te dejo una estrofa de una canción de Paquita La del Barrio que te queda perfecta:

Rata de dos patas,

te estoy hablando a tí,

porque un bicho rastrero,

aun siendo el más chiquito,

comparado contigo,

se queda muy chiquito.

domingo, 5 de diciembre de 2010

UNA VERDADERA AMISTAD


Grandes amistades han quedado en el pasado, a medida que vamos caminando en la vida, sobre todo, si tomamos caminos diferentes. Afortunados aquellos que tienen cerca a verdaderos amigos o amigas, que desde siempre han caminado apoyándose, dándose la mano cuando uno de ellos ha caído. Esas son grandes y verdaderas amistades. Pero, personas valiosas como esas han quedado atrás, en otras ciudades, en otros pueblos, en otros países, muy distantes de nosotros. Si conservas una fotografía y la tienes por ahí guardada y de repente llega a tus manos, mientras buscabas otra cosa, o simplemente revisas fotos del pasado y ves allí una donde está tu amiga o amigo de hace muchos años, entonces viene a tu memoria parte de la historia vivida con esa persona y tus ojos enjugan una lágrima al evocar esta grande amistad, recuerdas lo que ella hizo por tí en algún momento especial de tu vida por lo que tú aprendiste a valorarla, y le diste el valor real que merece una grande y verdadera amistad.

Me sucede que cuando en algún momento refiero el tema de las verdaderas amistades, viene a mi memoria una imagen, la de una gran amiga, porque uno cree tener muchos amigos o amigas, pero realmente quien recibe esa nominación de grandeza, es una persona que hizo algo grande por tí y que te ha demostrado una amistad verdadera.

Era mi amiga, su nombre Perla. A menudo charlábamos del trabajo, de los enamorados, de cine, de lo que sea. Ella estaba soltera, teníamos treinta las dos. Yo ya tuve mi fracaso matrimonial-Lo siento, eso no viene al caso-. Tenía mis dos hijas pequeñas. Vivía en un pequeño apartamento de una pequeña ciudad. Ella vivía a unas seis cuadras de allí, con sus padres. A veces iba a casa, a platicar, o cuando pasaba por allí, entraba a saludar a mis niñas, era muy cariñosa. Yo iba a su casa. Su familia era gente maravillosa. Su padre Don Eloy Piedra, así se llamaba, era un periodista reconocido aunque nunca fue bien remunerado, pero tenía una pasión por el periodismo y una formación increible en la rama, y poseía una grandeza como persona y ser humano, admirable. Su madre era una señora muy dulce. No los he visto hace muchos años.

Recuerdo una vez enfermé. A veces nos enfermamos de tonterías, pero que luego se vuelven graves, y nos imposibilitan caminar o trabajar. Mi caso era el siguiente: En el pie me salió un grano, tan sencillo como eso, no sé de dónde, ni cómo, pero se me infectó. Fui al médico y me recetó algo, me curó. Se había formado un pequeño absceso. Me iba otra vez al médico, me curaba y yo seguía trabajando, caminaba mucho y el dolor aumentaba. Iba otra vez al médico: "No sé que tienes allí que te duele, yo ya no veo nada" Me decía. Aparentemente ya no se veía nada, en realidad, parecía que no hubiese absceso. Caminaba, pero con dolor, cojeando. En aquella época se usaba mucho la media nylon para trabajar, cuando me sacaba la media, sufría porque había un líquido casi transparente que se pegaba en ella y tenía que poner agua oxigenada para despegarlo, ya no podía aguantar eso, el médico no veía nada, tal vez faltó una radiografía o algo así.

Una mañana, fui donde una hermana que vivía cerca de mi apartamento. Ella tenía una amiga que fue enfermera, trabajaba en otra cosa ahora, hacía deliciosos pasteles, era su vecina. Fui donde ella, cojeando y mi hermana me dice: "Dios mío, todavía sigues con eso, creí que ya te habías curado", en verdad, algo así como dos meses nos había visto por última vez. "Si", le dije, "¿Mira podrías llamar a tu amiga enfermera, será que ella podrá ver que es lo que tengo?". Y mi hermana me dijo preocupada, "Claro, ahora mismo la voy a buscar". Y al momento vino trayendo a su amiga. Ella apenas vio el pie, tocó y dijo: "Mira aquí hay un absceso gigante. Hay que expulsarlo". "Oh no, eso me va a doler, ¿no me puedes dar sólo medicina?". Ella dijo: "No, eso hay que sacar, mijita. Y lo voy a hacer".

Era enfermera de aquellas que son buenas y yo confiaba en ella. Llamó a mi cuñado, a mi hermana y les dijo:"Sosténganla de los brazos y tú, muerde algo". Ya sabía lo que me esperaba.

Entonces empezó a trabajar, con un bisturí esterilizado me hizo una pequeña incisión y yo empecé a gritar y a querer soltarme, pero aguanté, no tenía opción y podía sentir en mi pie una humedad gigante. Vi, "Qué horrible, que asco". grité. Ella era una profesional. Yo había tenido "todo eso" dentro de mi pie, no lo podía creer. Me dolía mucho. Me curó. Finalmente, me dio una receta antes de ir a casa. Eloísa, era una excelente enfermera. Actuó mejor que un médico. No me cobró nada. Y me recomendó reposo y cumplir con la receta. Fui a casa muy agradecida.

Mi amiga Perla, fue a casa esa mañana y me vio así, y dijo; "Dame la receta te la voy a comprar", si, le di el dinero y ella fue a conseguirla, luego vino me dio las pastillas y me colocó la inyección. Ella tenía un doctorado en Química y Farmacia y sabía lo que hacía. Todas los días iba a darme la medicina e inyectarme y me traía sopita de pollo caliente preparada por su mamá. Realmente ella me apreciaba, entonces pude ver cuan grande y valiosa amiga había tenido. Entendí que tú no conoces el alcance de una amistad hasta que te llega un momento como ese. Esa faceta dejó una hermosa huella en mi alma. Cada vez que tengo que hablar de una verdadera amistad aparece en mi memoria su nombre PERLA. Su amistad era tan valiosa como su nombre. Tengo una frase del célebre William Shakespeare que mostrarles: "Los amigos que tienes y cuya amistad, ya has puesto a prueba, engánchalos a tu alma con ganchos de acero".

sábado, 6 de noviembre de 2010

LA LLAMADA TELEFONICA.

Si una persona te trae la noticia de que tienes una llamada telefónica y viene acompañada de una sonrisa. ¿Qué suponemos? Que la noticia será buena. ¿verdad?. Refiriéndonos a la joven universitaria, Anahí, (La protagonista de mi entrada anterior) quien después de haber satisfecho su hambre, apenas, con una tortilla de un solo huevo, ya que el otro, resultó estar dañado, estaba en su cuarto, sentada frente al escritorio cuando su dueña de casa entró y le trajo la noticia de que tenía una llamada telefónica y se lo dijo con una sonrisa. Anahí se puso alegre y corrió a atender su llamada.

¿Qué clase de llamada tendría la joven? ¿Quién la llamó? ¿Para qué la llamaron? Obviamente sabemos que será una buena noticia, que ella debería estar esperando, por la sonrisa de la señora. Sí. Entonces podrían haber algunas opciones: La llamaban personas que querían hacerle un contrato para que cantara en algún evento. La llamaba su madre desde el otro estado para comunicarle que ya le había enviado dinero o encomienda por la empresa de transportes. La estaba llamando un amigo para invitarla a almorzar o a cenar. Talvez la llamaba una amiga, aquella que solía invitarla a su casa para hacer algún trabajo de la universidad. Allí la madre de ella la invitaría a comer. La comida que ella preparaba era una exquisitez. En fin, algunas opciones satisfactorias le esperaban al otro lado del auricular del teléfono de Anahí.

Si todos tuviésemos una llamada como ésta, que se convierte en una agradable sorpresa, desearíamos siempre estar atendiendo el teléfono, pero, ellas son de diversa naturaleza. Hay quienes se mantienen en suspenso, a la espera de la llamada anhelada. Veamos a este muchacho recién graduado que está esperando la llamada del empresario que lo entrevistó el día anterior. Desde ese momento no había podido dormir, dado que le encantaría trabajar en esa empresa y sólo una llamada telefónica que viene de aquella institución significaría que lo van a contratar, porque de haber sido negativo el resultado de la entrevista, no lo llamarían.

"Manuel. Te están llamando de una empresa". Dice su hermana.
¡Al fin!, ¡Dios mío! Al fin. Efectivamente, con una aturdida sonrisa acude a contestar el teléfono. "¿Alo?". Le responden: Señor Gutiérrez, debe acercarse mañana a nuestras oficinas para firmar el contrato de trabajo. Usted va a trabajar en nuestra empresa.
¿Cómo imaginan la cara del muchacho?. La felicidad en su rostro será evidente.

Qué me dicen de aquella muchacha que ha roto con su novio, pero lo ama y espera ansiosa que él la llame para pedirle perdón y decirle que desea verla. Ella está preparada con los oídos bien templados para escuchar el repicar del aparato. Suena el teléfono. Está nerviosa: "Dios mío, y si es él". Va a contestar. "¿Aló?". Del otro lado le dice su novio: "Mi amor, no he podido dormir desde ayer, por favor, quiero que me perdones. Te amo". ¿Y ella? ¿Qué diría? ¿Cuáles son las opciones para responder?: Una: Si está tan bobamente enamorada, dirá: "Ay mi amor, yo también no he dejado de pensar en tí. Me muero por estar contigo. Ven a buscarme".

Dos: Si está muy enamorada, pero actúa natural, con una expresión de resentimiento, procurando mantener la cordura y la serenidad. Le dirá: "Me lastimaste mucho. No debería estar hablando contigo". Del otro lado el joven le dice: "Por favor, perdóname, he sido un tonto. Eres la mujer de mi vida . Necesito verte". Ella le responde: "Ahora no puedo salir, necesito estar sola, por favor, no quiero hablar contigo, ya no me llames" . El se dará cuenta, podrá percibir el dolor que le ha causado su comportamiento y le dice: "No sabes cuánto lo siento, estoy tan arrepentido. Yo esperaré, porque te amo". Ella: "No vuelvas a llamarme que no quiero volverte a ver nunca más en mi vida". Y le cuelga. Si ese hombre es inteligente, esperará, y la seguirá llamando. Le enviará flores, tarjetas, le dará una serenata, claro, si es romántico y si la ama de verdad. Aún así corre el riesgo de perderla. Y si no hace esto, se matará escribiéndole mensajes cursis en el internet. Bueno, a veces no son tan cursis.

Hay una tercera opción. Viene la llamada. "Ha de ser el idiota ese". Dice la muchacha y contesta el teléfono:"¿Aló?". Del otro lado responde el muchacho: "Mi amor... ".Ella apenas escucha su voz, le dice muy enfadada: "Ah ¿eres tú?, ¿Para qué llamas?". El responde:"Mi amor, perdóname, yo... ". Ella le dice: "Ah sì, crees que es muy fácil para tí, hacer lo que hiciste y luego "Ay, perdóname mi amor" ¿Qué facilito no?, eres un idiota. Me das asco". El le dice: Mi amor, escúchame. . ." Ella le dice: "Mira, coño e tu ma..., ni creas que te voy a perdonar lo que hiciste. Y no vuelvas a llamar, te quiero fuera de mi vida, desgraciado". Y le tranca el teléfono. Su madre le dice:"Hija, pero no le hables así, cuánta grosería": "Mamá, ese mierda tendrá que rogarme si quiere que lo perdone".

Y pueden surgir muchas opciones más. Sólo imaginemos que fue lo que hizo el novio y obtendremos todas las respuestas. Aunque el motivo de esta pelea me olía a cuernos. No sé que les parecía a ustedes, y qué tipo de respuesta darían. De estas tres opciones yo me quedaría con la segunda, aunque también la tercera no me parece mal, pero la primera, ni loca.

Hay llamadas muy lindas, como la de un amigo o amiga que no has visto hace años. De alguien que te llama para felicitarte por tu cumpleaños. De tu novio o novia para darte los buenos días, en fin. Pero hay llamadas que no quisiéramos recibir. Aquellas como las del Banco para decirnos que ya se venció ayer la mensualidad de la tarjeta de crédito y se montó la otra factura. ¡Oh, qué rabia! Hay personas que no quieren que suene el teléfono porque puede ser llamadas de facturas para las que ahora no sabemos como cubrirlas. Cuando suena el teléfono, es como el mismo huracán que erupciona en nuestro interior, disculpen, talvez, exagero. Nos ponemos pálidos, digo verdes, nos quedamos mudos, algo así como electrocutados. Mejor, no contestamos el teléfono. O quizás, le decimos a alguien: "Díle que no estoy, que salí de viaje, que estoy en el hospital, la la la la la la". Hay llamadas muy bellas, cuando nos llama un familiar del exterior. Cuánta alegría nos causa esa sorpresa.

Las llamadas en la madrugada, generalmente, son para darnos malas noticias. Es mejor que nunca suene el teléfono a esas horas. Estamos bien dormidos, cuando, súbitamente, suena ese teléfono en la madrugada, nos descontrolamos, nos sentimos acosados por los nervios. Nos disgusta, nos asusta, nos da miedo. ¿Será una mala noticia?. Es la primera idea que a mí se me viene a la cabeza.

¡Oh!, !No¡. Mi teléfono está sonando ahora. ¿Qué horas es?. Las dos de la madrugada. Ay, ¡Dios mío! tendré que ir a contestar: "¿Alo?". Del otro lado: "Si por favor, disculpe la hora. Es que me urge hablar con Yurismeidis, ¿Me la puede pasar, por favor?". "¿Yuri... qué?". "Yurismeidis, señora". "Mire joven aquí no vive ninguna Yurismeidis". "Oh, perdón, creo que me equivoqué de número".
Me viene el alma al cuerpo. Número equivocado. Suele suceder, gracias a Dios.