martes, 28 de septiembre de 2010

LA HISTORIA DEL HUEVO PODRIDO.

Era un poco más del medio día. Estaba la joven buscando por el piso, desesperada, alguna que otra moneda que pudo algún momento haber caído por ahí y no la recogió porque pensó que por su mínima nominación no le servirían. Otro día como éste había entendido del supremo valor que ellas tenían si lograba juntar algunas, sobre todo, ahora, cuando tenía las tripas hambrientas que le estaban sacudiendo el estómago y le habían empezado a amargar el día. No era la primera vez que esto sucedía. Por enésima vez sus tripas ladraban como perros hambrientos por un largo callejón lúgubre y olvidado. Cada vez que encontraba una moneda se ponía feliz.

-Si consigo otra como ésta ya tendré para comprarme un par de huevos y podré hacerme una tortilla. Así calmaré un poco a estas malditas tripas que me están mortificando.- Decía optimista.

Seguía buscando debajo de la cama, tras el escritorio, en el baño, en cada una de las carteras, en fin, hasta que gritó:
-¡Te encontré!-Se incorporó de inmediato, buscó las llaves de su cuarto y salió. Abrió la puerta principal de la casa y corrió hacia la tienda de la esquina.

-Un par de huevos , por favor.- Le dijo a la mujer que se hallaba en una silla tejiendo. Algo malhumorada se paró y la atendió. Se acercó hasta la canasta de huevos, agarró dos y se los entregó.
-Aquí tiene.-Le dijo.

La joven le entregó las monedas, le agradeció y dio media vuelta para correr hacia su cuarto. En el trayecto se iba imaginando estar friendo su tortilla, en la pequeña cocinita que tenía en la esquina de la habitación. Se miraba, sentada frente a su escritorio saboreando esa deliciosa tortilla de huevo. Ese sería su almuerzo. Otras veces le tocaba comer sólo pan, a veces con mantequilla. Sí, uno en el desayuno, uno en el almuerzo y otro en la cena. Una vez le tocó comer un pan en todo el día, eso sí, con una buena taza de café. Su madre no era culpable de que ella estuviese pasando por esta situación, a veces no le enviaba los suficientes fondos como para poderse mantener en esa grande ciudad, donde ella misma había insistido en estudiar literatura, porque amaba escribir, esa era su pasión. Bueno, ella, entendía que su madre había enviudado y sabía que le era muy difícil satisfacer todas las necesidades de su hija universitaria. Un mes le enviaba dinero, otro mes nó, entonces la joven tenía que hacer algunas actividades para poderse mantener, como tejer cubrecamas, vender libros, dirigir tareas. Pero, una de las cosas que más le gustaba hacer era tocar guitarra y cantar. A veces habían eventos por allí, cumpleaños, reinados, aniversarios, donde ella buscaba cantar. Le gustaba meterse en ese medio, a arañazos, porque sabía que siempre había un contratito por allí que la pudiese sacar de apuros. Todos decían que tenía talento. Escribía letras y colocaba las melodías y le gustaba cantar sus creaciones, pero claro estaba, que a pesar de también tener ese enorme deseo de cantar, ese lugar no era el medio adecuado para desarrollarse como artista ni como escritora. Ella sólo pretendía estudiar allí y viajar a una ciudad mucho más grande y un poco más abierta en ideas. Esta ciudad era muy conservadora por aquellos tiempos. Era una ciudad muy bella, llena de espectaculares paisajes y eso era lo que más amaba de estar allí, que no le importaba los aprietos económicos. Se había sembrado una meta: terminar su carrera y lo lograría, aunque con sacrificios.

Bueno, llegó a casa, agarró una charola vació el primer huevo y cuando iba a romper el segundo, lo sintió algo raro. Lo movió y se dio cuenta que sonaba, entonces dijo: ¡Oh no!¡Qué salada! ¡Está dañado! Tendré que ir a cambiarlo.-Y salió corriendo otra vez. Llegó hasta la tienda cargando el huevo podrido.

-Señora, por favor, mire yo hace un momento le compré dos huevos, pero uno me salio dañado. Por favor quisiera que me lo cambiara.
-¡Oh no!,.Dijo la señora enfadada.-Yo no tengo la culpa que te haya salido el huevo podrido. A mí también me los entregan así.

-Por favor señora. No sabe lo que sufrí para reunir las monedas y comprarme estos dos huevos y ahora usted me sale conque no me va a cambiar el huevo podrido, por favor, cámbiemelo por uno bueno, o devuélvame mi dinero.
-¡Claro que no!, y será mejor que te vayas.
-Lo justo es que me devuelva el dinero si no me lo va a cambiar, por favor.-Insistía.
-Yo no tengo la culpa, te repito, no insistas que no te lo voy a cambiar y no te voy a regresar tu dinero. ¿Entendido?

La joven se quedó pensativa y cargada de rabia. Sabía que era inútil insistir. Sentía impotencia. Quería llorar, sus ojos se le aguaron, pero, súbitamente, decidió.
-Está bien señora, no me va a cambiar el huevo, entonces, se lo regalo.- Y lo lanzó al piso con toda su fuerza y los dos segundos siguientes que pudo haber permanecido allí fueron suficientes para percibir la pestilencia, que tuvo que taparse la nariz, y correr, porque pudo ver la cara llena de furia de la dueña de la tienda que la insultó grotescamente y fue detrás de ella gritándola y pretendiendo alcanzarla, pero su juventud pudo más. Sus piernas corrieron velozmente por la acera y llegó hasta la puerta principal. La cerró ofuscada y temblorosa. Se dirigió a prisa a su cuarto y se encerró. La señora quedó atrás. Ya no le importaba. Se sentó sobre la cama, agitada. Dos lágrimas cayeron por sus mejillas. Estaba indignada. Se sentía incomprendida. Pero, no se arrepintió de lo que hizo. Entonces, secó sus lágrimas, se paró y procedió a hacer su tortilla con un solo huevo. Debía calmar su hambre.

Luego de haberse servido la deliciosa tortilla, sus tripas, que le habían parecido perros hambrientos ladrando en un funesto callejón, se habían convertido en hermosas bailarinas de circo que estaban siendo aplaudidas efusivamente, luego de haber ofrecido un brillante espectáculo. Ella sonreía. Unos golpes en la puerta hicieron que su mente aterrizara y dejara de jugar con las traviesas olas de la imaginación.

-Anaís. Soy yo.-Era la voz de la dueña de casa.
-Adelante, doña Estelita.-Le dijo con una leve sonrisa.

Por la puerta apenas sacaba la cabeza una señora de avanzada edad, de melena rizada y entre canosa, de mediana estatura. Cargaba anteojos con filos dorados, escondiéndose tras ellos unos ojos tiernos y chispeantes. Doña Estelita, era una señora muy dulce y su voz era tan suave como la espuma y con ese cantadito al hablar, propio de los habitantes de esa ciudad. Esa sonrisita que cargaba en sus resecos y delgados labios, le agradaba a la jovencita. Una buena noticia le traería.

-Al teléfono, Anaís, tienes una llamada.

viernes, 10 de septiembre de 2010

ROMPIENDO CRISTALES

Estás encerrado en tu cajita mágica, ¿te sientes muy contento?, o quien sabe, no, ¿estás feliz? tal vez, no. ¿Estás acostumbrado? si, quien sabe, sí. ¿A veces estás aburrido? Si, a veces, sí. ¿Alguien te ha dicho que puedes recrearte, distraerte, salir de la rutina, cambiar de ambiente o salir de viaje? Si, muchas veces y muchas personas, ¿verdad? Y ¿porque no les haces caso? ¿por qué no sigues sus consejos?. ¿Qué haces ahí encerrado en tu cajita de cristal?, como si fueses un presidario, o tal vez, si, eres un presidiario de tus hábitos, de tu rutina, de tu cansancio, de tu mal carácter, de tu aburrimiento, de tu soledad, de tu trabajo. Y te gusta mantener tu vida bajo ese ritmo mecánico, rutinario, de encierro. Hay personas que adquieren ciertos comportamientos sádicos al insistir en mantenerse en ese encierro dentro de esa cajita, que no son nada mas y nada menos que cuatro paredes de cristal. Yo creo que tienes miedo a tocar esas paredes por temor a que se rompan, a que se caigan, a que de desbaraten, porque gozas con querer mantenerte así como un idiota encarcelado.
Mira, escucha, ¿estás atento? o ¿estás atenta?. Tienes que un día, tener el coraje de tocar esas paredes de tu cajita de cristal y romperlas con fuerza y salir de allí con valentía. Libèrate, sal de ese cajón en que te encuentras, sal a recorrer el mundo, sal de viaje, hay lugares maravillosos que tu puedes explorar y conocer. Palpar con tus cinco sentidos otros nuevos y hermosos ambientes. Imprègnate de vida, y deja que llegue a tu cara la frescura de una nueva brisa, que golpèe tu cuerpo un vendaval de nuevas sensaciones que te hagan vivir con alegría.

Anda, no te quejes, ¿Mucho trabajo? ¿que no tienes dinero? Busca la manera de financiarte, hay distintas opciones que te permitirán viajar. Sólo es cuestión de tener las ganas, de proponértelo. No dejes que el tiempo apague poco a poco tus sentidos. Y cuando llegues a viejo te arrepientas de no haber recorrido el mundo, cuando tus sentidos vayan perdiendo poco a poco su capacidad de percibir las cosas. Vè ahora, no seas flojo. Prepara un viaje, hazlo con algún ser querido, que camina a tu lado y lo tienes aburrido. Invita a tu mujer, o tu esposo, o a tu hijo, a tu pareja. O si no los tienes, viaja solo. Por los caminos que recorras encontrarás gente valiosa que te acompañará y te hará reír. Investiga tours viajeros y te enterarás de las opciones a elegir que tienes para hacer tus viajes. Si tienes posibilidades económicas, te aseguro que eres un patético idiota por no emplear tu dinero en una de las actividades más bellas que es viajar.

Mientras tengas vida y oportunidades de explorar y conocer el mundo, hazlo. Anda, arregla tus maletas, ayùdala o ayùdalo a arreglar las suyas y vè, mòntate en un avión, o un autobús. Porque te aseguro que una persona no conoce de su nación ni siquiera el veinte por ciento, eso creo. Entonces, recorre tu propio país y verás que te sentirás pleno, feliz . Vive la aventura del viaje, no seas aburrido. Las aventuras son esenciales en la vida de las personas, te hacen valorar más la naturaleza y a los seres humanos.

Felicito a un gran amigo mexicano, quien está preparando sus maletas para emprender un hermoso viaje junto a una buena amiga, hacia Inglaterra, Holanda, Francia, Italia, Alemania y España. El no es adinerado, pero trabaja y buscó la manera de concretar un viaje, al igual que ella. Los dos son jóvenes, inteligentes y emprendedores y se lo merecen. Hace mucho tiempo que rompieron la cajita de cristal, porque no es la primera vez que lo hacen. Su visión del mundo es diferente, eso se percibe. La aventura del viaje se impregna en tu cuerpo y espíritu de un delicioso sabor que lo trasmites cada vez que hablas. Y tu sonrisa lo dice todo.

Haz como ellos, prepara tus maletas y a viajar, rompiendo cristales, derribando muros, saltando barreras. El mundo te espera. El tiempo pasa, los años vuelan como las aves, y luego no los podrás alcanzar. Ahora es cuando. Deja que tu espíritu de aventurero rompa esa cajita de cristal.
Buen viaje amigos, que lo disfruten.